martes, 12 de octubre de 2010

Visita a la IERD La Esperanza, Vergara (Cundinamarca)



Debo confesar que antes de que Paola Rodríguez me comunicara que esta visita la haríamos las dos, no conocía nada sobre el municipio de Vergara. Antes de entrar en contacto directo con Clara Isabel Chavarro, la rectora de la IERD La Esperanza, me comuniqué con Samuel Gómez, de la Federación de Cafeteros (institución que ha brindado un gran apoyo al desarrollo de las TIC en La Esperanza), para que me diera orientaciones sobre cómo llegar. Desde Bogotá era necesario tomar una flota hacia el municipio de Vergara. Antes de llegar allí y después de pasar por Nocaima, había que bajarse en el cruce de Chonte Grande. Era indispensable haber preparado con anterioridad el desplazamiento desde ese cruce hasta la IE, pues el transporte público en esa dirección no es frecuente.


Con esta información inicié el contacto con la rectora. Primero nos pusimos de acuerdo sobre la fecha de la visita y la agenda de lo que haríamos durante la misma. Generalmente cuando planeamos las visitas, programamos para el final la reunión con los padres de familia. En esta oportunidad tuvimos que invertir el orden. Los padres sólo pueden venir al inicio del día y después se van a sus labores del campo; después entrevistaríamos a los estudiantes; y por último, docentes y rectora. Muy amablemente Clara Isabel me ofreció que ella se encargaría de asegurarnos el transporte desde el cruce de Chonte Grande hasta la IE.
Se llegó el día fijado, miércoles 6 de octubre. Gran madrugada. A las 5:30 am me encontré con Paola cerca de la Terminal de Transporte de Bogotá, y a las 6:00 am ya estaba arrancando la flota. El día estaba gris y lluvioso. Era una mañana fría. Después de aproximadamente dos horas de trayecto llegamos a la Vega y de ahí en adelante el camino se convirtió en un enmarañado recorrido de curvas. Cuando el bus llegó a Nocaima hice la llamada acordada. Más o menos después de media hora más de curvas cada vez más intensas, llegamos al cruce de Chonte Grande. Allí se abría un camino sin pavimento y en una pequeña tienda recuperamos fuerzas con una bebida y unas galletas. Pasados unos minutos llegó el campero verde que nos llevó hasta la IERD La Esperanza. Estábamos ante una construcción sólida en donde la guadua y cemento se mezclan en un edificio funcional que armoniza con el ambiente rural. Luego nos contarían que esta sede la estrenaron comenzando este año y que la financiación de la construcción contó con muchos apoyos importantes, entre los que se destaca el de la cooperación inglesa.


Clara Isabel nos estaba esperando. Los padres ya estaban en el auditorio. Cuando comenzamos la charla con ellos rápidamente nos dimos cuenta de que no tenían claro el motivo de la reunión ni estaban muy enterados del desarrollo de la experiencia Uno a Uno. En esta IE los computadores classmate llegaron en enero y hasta el momento no se ha dado el paso de que los estudiantes los lleven a la casa. Paola tuvo que modificar un poco “el guión” de este encuentro. Mientras yo pasaba las listas recogiendo las autorizaciones para la publicación de fotos de los estudiantes, ella comenzaba por aclarar y reforzar la información de lo que se estaba haciendo con los computadores en esa institución educativa y de la razón de nuestra presencia allí.
Cuando terminamos el encuentro con los padres, y mientras llegaban los estudiantes al auditorio, continuamos el recorrido por las instalaciones del colegio, y nos iban contando la distribución de los computadores. De grado cero a once, todos los estudiantes tienen acceso a un computador. Si bien no hay tantos computadores como estudiantes, cada docente tiene asignados 15, y hacen las rotaciones o “préstamos” que sean necesarios entre ellos para que todos los estudiantes puedan seguir sus clases con el computador. Los docentes todavía están en proceso de formación. De hecho, durante la semana de receso tendrán un proceso intenso de capacitación por parte de la Federación de Cafeteros.


La entrevista a los estudiantes se realizó en dos partes. Primero los más pequeños y luego los mayores. Un poco tímidos al comienzo, poco a poco fueron entrando en confianza. No ha pasado un año todavía desde que los computadores llegaron a las aulas y los estudiantes hablan como si hubiera pasado mucho tiempo. Al comienzo todo era fabuloso. Después ya no tanto. El antes y el después está marcado por las dificultades para lograr la conectividad. Parece que al comienzo eso funcionó bien y el acceso a internet era permanente. Sin embargo, el ancho de banda siempre fue reducido y la comunicación era muy lenta. Ahora los computadores son muy chéveres pero les hace mucha falta la conexión a internet. Parece que el gusto por la investigación ha crecido en paralelo al gusto por participar en redes sociales como el Facebook.
Así va pasando la mañana, el cielo no acababa de despejar, y aunque la temperatura había subido un poco, el clima era muy suave. Terminar la jornada con los docentes. Para que ellos estubieran disponibles debimos esperar hasta que las clases terminaron y los estudiantes se fueron a sus casas. Llegado el momento nos dispusimos en una terracita junto al auditorio; al fondo teníamos la brisa y la música que salía de una tienda cercana. Con ese paisaje y ese entorno costaba trabajo asimilar que estábamos en una escuela rural en un día laboral; era fácil cerrar los ojos e imaginar una piscina continua a la terraza. Definitivamente ese entorno de vocación agrícola y cafetera es amable y apacible.


Los docentes en su conjunto son inquietos y curiosos; quieren saber más sobre lo que está pasando en el resto del país con experiencias de este tipo. Consideran que en un entorno de trabajo de escuela nueva, la posibilidad de que cada estudiante cuente con un computador les ha permitido adelantar actividades de una forma más personalizada y les ha facilitado seguir de forma individual el proceso de cada uno. A pesar de que esto lleva poco tiempo, ya se pueden apreciar efectos más allá del aula. Particularmente los estudiantes que vienen de otros colegios aprecian mucho tener los classmate y eso se convierte en un factor para querer quedarse en este colegio. Éste es sólo un ejemplo de varios que nos citan. La innovación está cambiando hábitos, no sólo en los estudiantes. Este año, estimulados por la llegada de los classmate, casi todos los docentes decidieron comprar computador y están buscando más información sobre usos y recursos de esta herramienta para el desarrollo de sus clases.

Pasadas las dos de la tarde nos despedimos de los docentes. Clara Isabel, siempre hospitalaria, cierra el colegio y nos acompaña hasta una casa vecina en donde nos están esperando con el almuerzo que ella había encargado para nosotras. Al terminar, el campero verde nos recoge, nos lleva a Vergara y nos deja en la estación de la flota. Así dejamos atrás a esta institución educativa que hasta hace pocos meses se definía por su vocación agrícola y que ahora adelanta todo su trabajo con el tamiz de las TIC.

Visita al Colegio Gabriel García Márquez - Sede B Minuto de Dios (Soacha, Cundinamarca)



La visita comenzó el 24 de septiembre. Llegar al colegio no fue fácil y tomó más tiempo del que me hubiera imaginado. Ya había atravesado Bogotá en el Transmilenio, me había ido hasta Bosa en el bus alimentador, había continuado hacia Soacha en una buseta, me había bajado en el puente Quintanares y llevaba una media hora larga cuando por fin pasó el colectivo que me subió al sector de Cazuca. En la tercera parada me bajé y esperé hasta que el voluntario de la Fundación Pies Descalzos vino a mi encuentro para guiarme en el camino hacia la sede Minuto de Dios; en otro colectivo seguimos subiendo con dificultad por un camino sin pavimento, cada vez más pendiente. Cuando nos bajamos, mi guía me indicó que debíamos continuar a pie por un camino muy empinado que se abría loma arriba entre construcciones muy precarias. Allá en lo alto estaba la Sede Minuto. Al llegar me faltaba el aliento.
Me encontré con una sólida construcción empotrada en la ladera, no muy grande, con salones amables, muy bien iluminados.


La cita con las docentes que participan en la experiencia Uno a Uno era a las once y ya eran casi las once y media de la mañana. De las cuatro docentes encontré a una, después a otra. Decidimos iniciar la entrevista porque los padres estaban citados a las 12:00 m., la misma hora en que los niños de la jornada de la tarde llegan para la primera clase. Pronto se nos unió la tercera docente, y cuando estábamos a punto de interrumpir porque los padres y los estudiantes estaban llegando, llegó la cuarta docente. Yo ya sabía que tendría que volver otro día pues ese viernes la rectora no podía estar presente. La entrevista con las docentes tendría que continuar cuando fuera posible el encuentro con la ella. Me quedaron sonando comentarios como “…ahora son los niños los que me enseñan a mí…”; “…tuve que asumir el reto porque a mí eso de los computadores no me gustaba…”; “…los niños tienen mayor interés cuando se trata de clases con el XO…”; “…con el XO la preparación de las clases es todo un reto…”
La reunión con los padres tendría lugar en el salón donde suelen hacer las prácticas de Batuta. Llegaron casi veinte. No muchos en realidad; pero muy interesados y motivados. Rápidamente se rompió el hielo y la conversación comenzó a ser fluida.


Parece que el interés de los padres por los juegos que trae el computador es similar al de los estudiantes; y en ese interés compartido se están descubriendo y desarrollando nuevas formas de relación en las que los niños introducen a los padres en el universo del computador y del internet, favoreciendo la integración familiar. Sin embargo, al lado de ésta y otras muchas bondades que se reconocen a partir de la llegada de esta innovación a la escuela y a la familia, también hay preocupaciones: que el costo de ir al café internet todos los días; que dejan muchas tareas para investigar en internet (o eso dicen los estudiantes) y no se dispone de conexión en la casa; que si cuando hacen esas tareas sí leen lo que bajan de internet o sólo cortan y pegan… El tiempo pasó rápido y llegó la hora de la despedida y de la pose para las fotos. Antes de partir, la mayoría de los padres manifestaron su agradecimiento por la oportunidad que sus hijos están teniendo.


La entrevista siguiente era con los estudiantes, pero en ese momento estaban almorzando. Después de compartir la mesa con un grupo de niñas que me miraban con mucha curiosidad y timidez, regresé al salón donde fueron llegando estudiantes de grados tercero y cuarto. Por algún “corto circuito” en la comunicación no llegó ninguno de quinto, grado que también participa en el proyecto.
Una vez en el salón, me dí cuenta de que las y los estudiantes tienen su interés, su atención y sus ojos en el XO. Cuesta trabajo lograr que atiendan la explicación de lo que vamos a hacer, pero finalmente tenemos las condiciones para iniciar la entrevista. Prácticamente todas las respuestas hablan de los juegos; los que traía la máquina o los que ellos han bajado de internet. Se evidencia también la fascinación de accionar la cámara y la decepción por los problemas con los cargadores.


También en esta ocasión el tiempo transcurrió velozmente y se llegó la hora de terminar. Para el regreso era necesario terminar de subir la montaña y llegar a un camino pavimentado, esperar el colectivo, tomar el bus alimentador, y en el Transmilenio atravesar Bogotá en sentido contrario.
Gracias a la intervención del Ferney Carrillo, el coordinador, diez días después, el 4 de octubre, logramos continuar las entrevistas con las docentes y con la rectora. Esta vez el encuentro fue en la sede principal, donde todo es diferente. Siendo un terreno más grande, todo parece muy estrecho. Son muchos estudiantes, son muchas actividades; permanentemente hay mucho movimiento. La rectora, Elvia María Rodríguez, nos recibió antes de atender una reunión con el Secretario de Educación. Su posición ante la experiencia es crítica y reflexiva. Reconociendo que lo que está sucediendo con los niños de 3º, 4º y 5º tiene unos impactos positivos de gran envergadura que se reflejan no sólo en el aula sino también en el entorno familiar y comunitario de los estudiantes, se pregunta qué va a pasar con estos estudiantes cuando pasen a 6º y vuelvan al esquema pedagógico previo a la experiencia 1:1; cómo van a afrontar los docentes de 6º a este grupo; y muchos otros interrogantes relacionados, por ejemplo, con la sostenibilidad del proyecto.


Llegado el momento, continuamos la entrevista con las docentes, esta vez en compañía del Ferney y de Nicolás, el técnico de Pies Descalzos que ha acompañado el proyecto todo el tiempo. Es recurrente el tema de haber superado el susto de enfrentarse a la tecnología y lo bueno que es “sacarle el juego a esta herramienta”.
Cerca del medio día Ana Victoria, Ruth Aydée, Luz Marina y Anita, las docentes, tuvieron que partir para su Sede, antes de que los niños comenzaran a llegar. Yo me quedé con Nicolás conversando sobre el inventario técnico y entre tanto, comenzó a llover y llover y llover. Y así, “en medio del diluvio universal”, tuve que regresar.

lunes, 4 de octubre de 2010

I.E. Castilla La Nueva

Recibí al menos cuatro llamadas en el transcurso de mi viaje a Castilla de Humberto, el rector del la I.E. Castilla La Nueva. Cuando llegué a Castilla él me estaba esperando y me tenía listo un Hotel, me presentó con su dueña y se despidió afirmando que me recogería al siguiente día muy temprano.
La mañana siguiente a las 6:30 a.m. Humberto me llamó y nos encontramos a dos cuadras del Hotel, en la sede de la Escuela Primaria, allí me presentó a Juanita, la directora de núcleo, con ella ya había tenido comunicación anteriormente. Tuvimos una pequeña reunión los tres sobre el proyecto. De allí partimos en carro con el Rector y varios estudiantes de quinto que se dirigían también al Colegio a recibir un taller sobre elaboración del cuento que está promoviendo el Ministerio de Educación Nacional.
Cuando llegamos a la Institución me entrevisté de manera formal con Humberto, un paisa que llegó a dirigir la Institución hace muy poco tiempo, más o menos dos años. Luego me reuní con la auxiliar administrativa para levantar todo el inventario. Cuando estaba finalizando esta reunión llegó el rector de las sedes rurales que también se llama Humberto, con Juanita en la mañana acordamos que ella lo llamaría para que nos pudiéramos conocer, pues la comunicación con él y sus docentes es muy complicada debido a las dificultades de señal de esas zonas, así que aproveché para solicitarle una información y contarle sobre el proyecto.
Humberto, el rector de la I.E. de Castilla La Nueva quería que fuéramos a conocer la sede de San Lorenzo, así que cuando nos disponíamos a salir a esta visita llegaron los periodistas de CM&, ellos querían hacer una nota sobre todo lo que apoya el dinero de las regalías, así que debí esperar un poco, durante este tiempo reflexione sobre este tema, pues Castilla es un municipio muy bonito, con calles pavimentadas y amplias zonas verdes, con una infraestructura excelente para sus instalaciones educativas y públicas y con vías de acceso en muy buen estado, así que el cuestionamiento interior era sobre cómo podrían afectarse los proyectos que se desarrollan en este y tantos municipios que reciben recursos directos de la actividad petrolera si se llegasen a centralizar las regalías y a distribuir a nivel nacional. Luego de la entrevista con los periodistas nos dirigimos a la sede de San Lorenzo, aproximadamente a quince minutos de Castilla.
San Lorenzo es un corregimiento con excelentes vías de acceso y con un parque y una biblioteca municipal muy bonita, allí hace más calor que en Castilla, a la entrada del corregimiento pude observar el avance de las obras del nuevo colegio, pues en este momento sólo se está abarcando hasta el grado noveno y el proyecto quiere contemplar la inclusión de grado décimo para el 2011 y undécimo para el 2012.
La Institución es grande y tiene un gran coliseo, allí hablé con la coordinadora y Pedro quien me contó sobre la implementación del proyecto, en esta institución tienen el modelo uno a uno pero los niños no pueden llevarse los computadores para su casa debido a que no hay suficientes portátiles para todos, de manera que adecuaron un aula con otros computadores y los portátiles para mantener el modelo, Pedro me invitó a conocer esta aula.
Salimos de la Institución y caminamos una cuadra hasta llegar a la biblioteca, en donde se encuentra ésta sala, en ese momento estaban en clase de informática y estaba acompañándolos Helem, Ingeniera de computadores para educar que apoya el proceso de formación en esta institución. Pude hablar con algunos estudiantes que me contaban acerca de su participación en el proyecto, es importante resaltar su preocupación del trabajo para el siguiente año, pues ellos sienten que van a retroceder en su proceso de formación pues no tienen continuidad en el proceso que vienen desarrollando; esta también es una preocupación de los docentes y directivos. Estuvimos en esta visita aproximadamente 1 hora y regresamos a Castilla.
Al día siguiente cuando llegue a la Institución el ambiente se torno diferente al del día anterior, pues la coordinadora estaba un poco molesta porque el rector no le había socializado la agenda de este día, en esta mañana me reuní con varios docentes para conocer sus procesos y la verdad fue muy interesante pues ellos llevan un periodo de tres años de acompañamiento y formación para toda la planta docente de bachillerato y esto me parece un gran acierto pues todos los docentes tienen un buen nivel de alfabetización digital, por ejemplo el profesor José Rodrigo Moreno creó su página: http://www.jomoreno.es.tl/ para los estudiantes que reciben sus clases de matemáticas pertenezcan o no al grado 6º donde se implementa el proyecto con el modelo uno a uno, en esta red los estudiantes pueden desarrollar ejercicios, investigar temas y presentar evaluaciones. Además de esto todos los docentes tienen su portátil en comodato gracias a la Alcaldía del Municipio
Fue interesante también escuchar a los estudiantes de grado sexto, pues sus respuestas a diferencia de los estudiantes de primaria de otras instituciones eran más claras y más críticas rente al trabajo desarrollado. Ellos se encuentran algo molestos porque desde hace 2 meses se llevaron los computadores a mantenimiento y aún no se los han devuelto, así como por la falta de continuidad para el otro año. Es claro hasta el momento que todos los estudiantes de todas las instituciones visitadas prefieren trabajar en sus clases con el computador que sin éste.
Al finalizar la tarde pude reunirme con Dora Toloza y el rector de los colegios de las zonas rurales para hablar sobre el proyecto en sus Instituciones, la conclusión en zonas rurales y urbanas es la necesidad de generar procesos de sostenibilidad y continuidad para los estudiantes que son impactados por el proyecto sobre todo pensando en la importancia de consolidar los procesos y mantener la motivación de los estudiantes en el aula.

Una mirada en retrospectiva a la Institución educativa Pedro Estrada de Itagüí

Día dos…..

Son las 7 de la mañana y me resulta grato a mi llegada a la institución, encontrar a los padres de familia reunidos esperando ante la puerta del salón. La profesora Martha se encuentra con ellos y les comenta que la profesora Amparo está por llegar pues se le presentó un inconveniente con su hijo a quien deberá llevar a urgencias.

Decidimos avanzar con la reunión mientras esperamos que todo esté bien con la profe Amparo y su hijo. Nos reunimos en la sala de informática que amablemente ha sido dispuesta por la profesora Martha y doy inicio a la reunión presentándome y exponiendo los motivos de la visita. Agradezco su atención y acogida a la invitación y procedo a desarrollar la dinámica definida para ellos pero, dada la prisa que tienen algunos para desplazarse a sus trabajos, hacemos un conversatorio dando respuesta a cada uno de los interrogantes.

Los percibo algo tensos, algunos, un tanto indiferentes a la actividad y otros mirando continuamente el reloj desde el inicio por si acaso se me olvida que deben ir a trabajar pronto.
Los que deciden participar en la dinámica propuesta dan aportes interesantes relacionados con la motivación de los estudiantes, el cambio de actitud que los hace parecer a sus ojos más responsables y dedicados con los trabajos del colegio.


Algunos relatan las experiencias de sus aprendizajes de la mano de sus hijos, las curiosidades y los cambios en las dinámicas cotidianas generados por la llegada del computador: “en la noche lo ponían a cargar para que al otro día al levantarse estuviera listo”. Relatan que los principales temores estaban asociados al daño de la máquina y a las situaciones de seguridad; algunos manifestaron haber acompañado a sus hijos hasta el colegio para evitar posibles contratiempos en la calle. Parece que no era nada sencillo para los padres el tema de la seguridad y a algunos de ellos les costó superar el temor de usarlos y de preguntar a sus hijos cómo funcionaban las máquinas.

La conversación se desarrolla de manera agradable. De repente pregunto por los principales inconvenientes y una de las madres de familia toma la palabra para manifestar su inconformidad con el tema de la entrega de los equipos. Según ella (y de acuerdo con lo que los chicos ya habían expresado), los equipos no llegaron completos y hubo niños que debieron esperar casi hasta finalizar el año escolar para recibirlos.
Una segunda madre de familia manifiesta en tono airado que le molestaba profundamente ver que su hijo debía realizar doble trabajo: por un lado, debía hacer los trabajos en el computador y luego, hacer el mismo trabajo en el cuaderno; esto conducía a que, avanzada la noche el chico siguiera haciendo tareas y al regresar en la noche ella debiera dedicarse a completar los trabajos con su hijo. Confesó que llegaba tan cansada y la situación le generaba tanto estrés que, dado su reconocido mal genio, “lo molía a palos” por esta situación. Algunos padres reforzaron esta afirmación y otros pusieron de manifiesto que los equipos no habían sido entregados porque su entrega dependía de los resultados de una prueba, situación que pudo aclararse oportunamente.
Algunos de los desafíos que como padres debieron asumir para acompañar a sus hijos en esta experiencia se asociaron al aprendizaje, atreverse a preguntar lo que no sabían, acercarse más a sus hijos para saber lo que estaban haciendo sin que estos se sintieran vigilados, aprender a hacer recomendaciones relacionadas con el cuidado de las máquinas y su adecuado uso. Sus expectativas se enmarcan en la continuidad de la experiencia. Vuelven a plantear el interrogante de lo que pasará con sus hijos ahora que se han acostumbrado a esta manera de hacer las cosas y los efectos que traerá para ellos el retornar a un aula con un sistema tradicional de enseñanza.
Finalizada la reunión y habiendo dado los respectivos agradecimientos por la colaboración, tres madres de familia se acercan para seguir preguntando; parecen muy inquietas por el tema y cuentan algunas experiencias que han oído relatar y que las atemoriza bastante al pensar en la forma en que deben proceder sabiendo que sus hijos están en el escenario de las TIC. Les recomiendo actualizarse, preguntar y estar en mayor contacto con sus hijos fortaleciendo la confianza y la interacción como una de las maneras más efectivas de prevenir la ocurrencia de los riesgos y peligros señalados frente a este tema.

Me dispongo a reunirme con la docente para continuar avanzando con la recolección de la información. Revisamos lo referente a materiales y recursos pero ella debe irse por el inconveniente con su hijo a quien aún no atienden en la unidad de urgencias. La docente asume el compromiso de diligenciar lo que falta de la información y enviarlo a través del correo electrónico y parte presurosa a atender la calamidad que se le ha presentado.

Me dirijo a la oficina del rector pero me informan que se encuentra en una capacitación junto con la coordinadora y que no regresarán. Antes de marcharme converso con la profesora Martha acerca del inventario y recojo la información correspondiente a la institución.

Recorro los pasillos recogiendo algunas imágenes del espacio y conversando con chicos de otros grados: la influencia de las TIC está muy presente en la institución y se percibe la motivación y disposición de los chicos hacia esta línea. Recojo mis pasos y agradezco por la atención, la disposición y la acogida, elementos que permitieron que la visita se desarrollara efectivamente y en los tiempos acordados con anticipación.



De regreso al hotel pienso que la no valoración adecuada de la experiencia a la que se refería la profesora Amparo el día anterior, estaba relacionada con todo lo que la experiencia significó: ellas asumieron el desafío sin conocer una ruta, sin saber muy bien lo que debía hacer pero avanzando como mejor podían hacia el cumplimiento de su deber. No era posible esperar un alto impacto en términos académicos con el poco tiempo que duró la experiencia pero algunas cosas si eran evidentes: la transformación del escenario, la disposición para el trabajo colaborativo generado no solo por el mobiliario sino por el tipo de actividades propuestas, la disposición y participación que se generaban en torno a las actividades mediadas por TIC, el uso de un lenguaje específico y relacionado con la tecnología, la modificación de las estructuras tradicionales y la búsqueda incansable de nuevas maneras de hacer las cosas.
Quizá resulte oportuno hacer una reflexión y comenzar a generar acciones que conduzcan a los actores a procesos mucho más autónomos no solo en términos pedagógicos sino además, en términos operativos y técnicos para evitar que experiencias que empiezan con tanta fuerza terminen suspendidas en el tiempo o el posible olvido.

Institución educativa Pedro Estrada: Una experiencia 36 a 1

A Itagüí se llega casi sin darse cuenta pues, tan cercana como es a la capital antioqueña, no es fácil diferenciar donde termina una para dar inicio a la otra. Sin embargo, caminar por sus calles me resulta un ejercicio más tranquilo y relajante.
Son las 7 am y doy inicio a la jornada pidiendo pistas para ubicar la Institución Educativa Pedro Estrada. Por alguna razón pensaba que se encontraba cerca del centro. Tomo un taxi y el conductor me indica que eso parece quedar en inmediaciones del sector conocido como “La raya”. Llego a las puertas de un edificio de cuatro pisos en el que un par de vigilantes me da la bienvenida. Pregunto por el rector y uno de ellos me conduce hasta su oficina. Me encuentro con un personaje muy activo y lo digo no solo por su manera de hablar: se mueve por todas partes, no logro obtener totalmente su atención así que lo sigo de un lado a otro mientras me pide esperarlo un momento en la oficina de la coordinadora académica.
Durley Me recibe con mucha amabilidad, me pide esperarla un momento y en cuanto le es posible, centra toda su atención en lo que le solicito. Esperamos un momento por el rector pero, ante su imparable ritmo, decidimos dar inicio a la entrevista. Es ella quien me proporciona toda la información solicitada en un primer momento y expone cuidadosamente la situación de los equipos en la institución. Me habla de la motivación de los chicos, de los esfuerzos que ha venido haciendo el Señor Gabriel Medina, rector de la institución, para proporcionar lo que sea necesario en diferentes instancias y garantizar que la institución se vea beneficiada en diferentes formas ofreciendo una educación de calidad.

Me cuenta también de las gestiones que se adelantan, de los esfuerzos hechos para motivar a las docentes, de la participación activa de la docente Martha a quien conoceré en un momento y de las condiciones especiales de la población que se atiende en esta institución.

Luego de una hora y media de conversación durante la cual me es posible observar el desfile de estudiantes con casos especiales acudiendo a la coordinación por uno y otro motivo, Durley me conduce al aula de sistemas en donde está la profesora Martha, encargada del área y quien mejor puede contarme sobre la experiencia.

La profesora Martha estaba esperándome desde temprano. Antes de iniciar la entrevista, me invita a desayunar. Los estudiantes se encuentran disfrutando de uno de los primeros descansos de la jornada. Transitamos en medio de algarabía y grupos de chicos reunidos y la música que resuena por toda la institución y que parece electrizar a algunos de ellos. Ingresamos por una estrecha puerta en medio de los chicos que se agolpan para proveerse del mecato de la mañana. Nos ubicamos en una mesa al interior de la tienda escolar desde donde es posible observar el movimiento de estudiantes a través de, al menos, tres ventanas. Allí conversamos durante un momento sobre las condiciones y los estudiantes de la institución.

Terminada la merienda nos dirigimos al aula de informática en donde la profe me cuenta que los chicos que se encuentran allí son algunos de los que mayor inquietud tienen por la tecnología. Nos sentamos en un rincón de la sala y allí me cuenta de las múltiples dificultades que han existido para la implementación efectiva del modelo: La falta de acompañamiento, de asistencia técnica, de orientaciones precisas para el desarrollo de la experiencia, han dado como resultado que los equipos se encuentren “arrumados” sobre un escritorio ante todo por el temor a usarlos.
Fue ella quien se enteró de la posibilidad de incluir un computador por niño en el aula y quien ayudó a hacer las gestiones para que esto ocurriera en la institución Pedro Estrada. Sin embargo percibe que aún no está muy definido el tema y que no se sabe cómo seguirán las cosas con el modelo. Me dice que, en diversas ocasiones solicitaron apoyo a la Secretaría de Educación del municipio y en ocasiones recibieron respuesta. Sin embargo, la respuesta no resultó muy efectiva y se cansaron de insistir en lo que necesitaban.

La profe Martha me cuenta de la experiencia interesante que tiene lugar en la institución con la definición de una media vocacional orientada a la informática. Me habla de experiencias de egresados que resultan interesantes por el nivel de apropiación que les permite acceder rápidamente a oportunidades laborales o a niveles de educación superior para los cuales se encuentran bien preparados. Llama a dos de los estudiantes que se encuentran en la sala a esa hora y ellos afirman a partir de experiencias de familiares cercanos lo que ella acaba de contarme. Incluyen su propia experiencia y manifiestan lo grato que les resulta estar en el colegio aprendiendo tanto sobre computadoras. Para ellos es claro que, a la hora de seleccionar la media vocacional se orientarán por la tecnología antes que por lo académico pues la primera les resulta mucho más específica y práctica a la hora de enfrentarse al mundo laboral.

Finalizamos la entrevista y la profesora Martha me conduce hasta el aula de la profe Amparo quien me da la bienvenida con un gran abrazo junto con sus estudiantes. Tras una calurosa acogida la profe solicita a los estudiantes sentarse donde ya saben y ellos se disponen en una especie de semicírculo alrededor del escritorio en donde la profe me ubica, muy próximos además al escritorio en el que reposa el computador que protagoniza esta experiencia de inclusión.


Desde el escritorio en el que me encuentro puedo visualizar los equipos classmate destinados para la experiencia uno a uno que no se ha desarrollado durante el 2010 por falta de acompañamiento, asesoría y respuesta ante las dificultades técnicas. La profesora Amparo me cuenta que tuvo que asumir ella misma el costo por la reparación de algunos equipos, razón por la cual decidió dejar de usarlos considerando además la falta de respuesta efectiva por parte de la Secretaría de Educación.


Ante esta perspectiva y dada la motivación que ya se había generado en los estudiantes, la profesora Amparo decide hacer uso del computador que le fue entregado por el aula: un computador Sure de escritorio que usa para incluir, en alguna forma, las TIC en los procesos pedagógicos definidos para sus estudiantes.

La profe describe los procesos ocurridos durante el año anterior en el que tuvieron los equipos. Al parecer los chicos asumieron procesos interesantes con el uso de las máquinas. Ellos mismos se encargaron en muchos casos de sistematizar la información relacionada con los procesos que desarrollaron y cuyas evidencias reposan en el portafolio que la profesora me enseña mientras sigue conversando. “Lástima que no fue valorado como debía” me cuenta mientras me hace llegar el nutrido folder. Le pregunto por qué dice eso y me dice que luego me cuenta.

Mientras doy un vistazo a las páginas del portafolio, escucho a los estudiantes hablar de su experiencia con los classmate. Se sentían muy motivados, podían hacer cosas en la casa y compartir con su familia espacios diferentes en los que les enseñaban, buscaban información o jugaban juntos.

Una chica describe la experiencia de ayudar a sus vecinos a hacer tareas, “cosas sencillas en office: word o Excel”. Me sorprende la seguridad con la que lo afirma y con la que otros compañeros hablan de los programas, de las actividades, de los buscadores, de los recursos y usan terminología bastante específica con la propiedad de estudiantes de secundaria.

Este año, los chicos han tenido que conformarse con ver los equipos apilados, saberlos en mal estado y privarse de su uso por condiciones ajenas a su voluntad. Ellos cuentan entusiasmados todo lo que hacían y lo mucho que les gustaba tener el computador, lo mucho que lo extrañan y lo mucho que les gustaría volverlo a tener. Se sienten un tanto inquietos porque pasarán a sexto y saben que allí no tendrán la oportunidad de interactuar con equipos. El sueño de tenerlos nuevamente se diluye y se percibe un tanto de desilusión en sus expresiones y gestos.

Los chicos cuentan que en principio no recibieron los equipos completos (no había suficientes equipos para todos los estudiantes), tuvieron que esperar casi hasta final de año para que les fueran entregados los demás y por tanto, durante este tiempo la experiencia fue más dos a uno pues tenían que compartir los equipos disponibles. Cuentan también que al llegar los equipos que hacían falta, no hubo mucho tiempo para los últimos beneficiados de vivir la experiencia como tal pero que la disfrutaron hasta que les fue posible.

Sigo observando en el portafolio las evidencias del trabajo adelantado por los estudiantes con los equipos: actividades en las que ellos diseñan presentaciones, dibujan a partir de textos dados, búsquedas en Internet o textos diagramados por ellos mismos. La profesora Amparo me cuenta que el escudo fue diseñado por ellos y resalta la experiencia de sistematización que estaban adelantando donde se turnaban para hacer el registro de las actividades desarrolladas.

Todo eso está conjugado en tiempo pasado y según su percepción, distante. Paso a registrar la experiencia actual del proceso. La profesora se dispone a desarrollar el ejercicio planeado para la sesión y para ello, solicita a los estudiantes ubicarse mirando hacia la pantalla del computador. Hace una breve descripción de los materiales que utiliza con los chicos y me presenta algunos: presentaciones mensaje de power point, canciones, animaciones y algunos videos hacen parte de su banco de recursos.

Indica a los chicos que realizarán un ejercicio de percepción para lo cual comienza a presentar imágenes con el propósito de que sean observadas y memorizadas por los estudiantes quienes, organizados por equipos, deberán atender a su llamado repitiendo el orden en el que han salido las figuras. Los chicos disfrutan el ejercicio, participan activamente y se entusiasman ante la idea de acumular puntos.

La jornada finaliza en medio de su algarabía y de los consejos prácticos para otros niños que, como ellos tengan la oportunidad de interactuar con un computador en el aula. Salgo en medio de los reconocidos gritos y el júbilo que recorre la mayoría de instituciones educativas cuando terminan las clases y es hora de ir a casa. Agradezco a todas las personas que han estado atentas a mis inquietudes y solicitudes, acordamos la hora de encuentro para el día siguiente con los padres de familia y regreso al hotel para organizar la información recopilada durante la mañana.

viernes, 1 de octubre de 2010

Una segunda mirada a la experiencia VUELA

Segundo día….

La mañana vuelve a anunciarse con su canto de lluvia. Me apresuro a salir así que llamo a Don Gonzalo para que me recoja esquivando de esta manera la mojada que el día anterior había dejado sus efectos impresos en pequeños estornudos.

Muy puntualmente y gracias a la ausencia del tráfico pesado, Don Gonzalo me recoge en la puerta del hotel y retomamos nuestra conversación que en esta ocasión se enfoca en lo afortunados que somos por tener el privilegio de estar vivos y disfrutando de tantas cosas como nos son dadas en cada momento. Es imposible dejar de sentir admiración ante una lección de vida tan llena de entusiasmo así que, recargada con la buena energía que transmiten sus palabras llego hasta las puertas de la institución educativa.

Me esperaba conversar con algunas docentes, visitar el aula de preescolar y grado tercero y reunirme con el grupo de docentes al final del día para la actividad del grupo focal. Mientras todo toma su cauce, me ubico en la rectoría para avanzar con los reportes y el diligenciamiento de formatos. Converso con el docente encargado de sistemas en la institución quien manifiesta estar de afán. Acordamos enviar los formatos de inventario para actualización y continúo en mis tareas.

Cuando me confirman la llegada de la profesora de tercero me dirijo a observar su experiencia y a conversar con los niños. Al llegar al salón, me sorprende encontrar a los niños perfectamente sentados y con su laptop encendida aunque un tanto inmóviles como esperando instrucciones para comenzar. Me pareció una situación poco natural así que entré para conocer más. Me recibió la profesora Margarita quien usando un tono severo invitó a los chicos a permanecer atentos y quietos en sus puestos para escuchar lo que yo tenía que decirles.

No era yo quien hablaría. A contrario, esperaba por lo que ellos pudieran contarme así que luego de saludarlos cálidamente para romper la tensión que se sentía en el ambiente en donde todos parecían un tanto congelados, los invité a contarme cómo les estaba yendo con las laptops, y mucho más precisamente, cuáles eran los principales problemas que tenían para usarlas.

Las respuestas no se hicieron esperar y nuevamente estuvieron enfocadas a situaciones técnicas: problemas con los cargadores, dificultades para acceder a Internet, algo a lo que institucionalmente parecen haber llamado “la flecha loca” y que se refiere puntualmente a la dificultad para manejar el cursor pues como es demasiado sensible, deben asegurarse de que sus manos estén completamente limpias para evitar que se bloquee o que se mueva por todas partes en la pantalla.



La profesora toma la palabra para hacer énfasis en el problema de los cargadores que parece estar afectando mucho el desarrollo de la experiencia. Le pregunto por soluciones que se hayan dado a esta situación y me habla de la reparación de cargadores de mano de algunos padres que han encontrado en uno de los padres de familia la solución. Otros se han comprado aunque no son de los mismos. Son los padres de familia quienes han asumido esto para que sus hijos puedan usar la laptop.

Dentro de su descripción de la experiencia, la profesora destaca el caso de una estudiante que, afirma, aprendió a escribir con la laptop. Para confirmarlo pide a la chica que me cuente y ella, sin decir mayor cosa que la descrita por la docente, asiente con su cabeza y sigue hablando de otros riesgos que pueden presentarse con el uso de la laptop.

Algunos chicos refuerzan las opiniones en torno a los riesgos de usar Internet, los peligros que corren al relacionarse con extraños y comienzan a relatar historias que podrían tomarnos el resto de la mañana y que tienen que ver con casos cercanos de acoso, rapto y manipulación a través de la red. Me veo obligada a interrumpirlos porque aún falta visitar el aula de preescolar y encontrarme con algunos de los padres de familia aprovechando su presencia durante el descanso. Registro sus opiniones y recomendaciones para otros chicos y me despido agradeciendo su atención y disposición. Durante mi estancia en el aula, no usaron la laptop ni me contaron algo diferente a los trabajos que hacían con scratch.

Salgo del aula en dirección al espacio de preescolar y mientras tomo algunas fotografías me aborda una chica que no parece ser de la primaria: “¿Usted es la persona que viene del ministerio?” –Me pregunta-. Así es, le respondo y me dice: “que venga por favor que el señor Luis Fernando la necesita en la oficina”. Avanzo preguntándome quién es Luis Fernando y al llegar a la oficina, recibo respuesta a mi interrogante. “Buenos días, siga. Yo soy Luis Fernando, director ejecutivo de la Fundación Marina Orth. Cómo le va”.

Me pregunta desde cuando estoy en la institución y me comenta que no sabía de mi visita para haber estado más pendiente. Le cuento la intención de mi presencia en la institución educativa, el interés por documentar la experiencia y conocer de primera mano y con los actores directamente involucrados lo que ha significado la inclusión de un computador por niño en el aula.

No me da tiempo antes de empezar a contarme muchas cosas con respecto a la experiencia, recordándome de vez en cuando que la Fundación es la responsable del proyecto y por tanto son quienes deben dar informe de lo que acontece. Le repito que en esta oportunidad queremos recoger la impresión de los actores involucrados directamente y sigue con su recuento de avances, logros que es reforzado con la presentación de un documento impreso en donde se registra todo lo que ha pasado y que se constituye en informe oficial de la experiencia. Debo decir que sus palabras me generan diversos interrogantes. Parecía algo incómodo con la idea de que estuviese hablando con las docentes, los estudiantes y los padres.

Me describe los múltiples escenarios de los que han hecho parte, los reconocimientos, los resultados que hacen que la experiencia sea exitosa y me pide hacer llegar el documento impreso al Ministerio de Educación y al Señor De La Ossa. Solicita un recibido de los documentos. Firmo con mi nombre y fecha y encima de la firma pone: Recibido para el Ministerio de Educación y el Señor Henry de la Ossa. Parecía algo muy importante para él y no dejo de notar su tensión en la manera en la que insiste con la entrega de estos documentos y pide algunas fotografías de la reunión.

Me cuenta que la experiencia se denomina V.U.E.L.A (Vereda, unión, escuela, laptop, aprendizaje) y que la imagen del proyecto (una mariposa que sostiene una laptop) fue diseñada por una de las niñas de primaria.

Sigue contándome de los logros de algunos chicos. Hago preguntas puntuales asociadas con la forma en que el modelo se ha integrado a los procesos curriculares y me dice que existe un formato de planeación que está en el documento. Lo invito a revisarlo y no lo encuentra pero se apresura a mostrarme unas tablas con la descripción de los resultados alcanzados por cada grado. Para cada uno definen competencias, describen un proceso y evidencian resultados. Nuevamente debo intervenir para decir que, algunas de las competencias definidas me parecen un tanto elevadas y argumenta que están usando los estándares de NETS. (National Educational Technology Standards). Confronto lo observado en las aulas con lo descrito en el documento de informe y tengo la sensación de que la descripción de los logros sigue siendo un tanto ambiciosa. No por ello dejo de percibir su entusiasmo y la convicción con la que presenta la experiencia lo cual me parece muy valioso. Es evidente que la Fundación tiene mucho interés en el tema.

Hay una dinámica permanente al interior de la oficina en la que se desarrolla la reunión. Un grupo de chicos interactúa con las XO pero no son estudiantes de primaria. Uno de ellos diligencia un registro, otros parecen estar revisando las máquinas y algunos reciben el desfile de chicos que llega con su máquina. Luis Fernando me cuenta entonces que son los monitores, estudiantes de secundaria que se vinculan a la experiencia apoyando el proceso de asistencia técnica de las máquinas mientras fortalecen sus competencias tecnológicas y las habilidades informáticas.

La iniciativa propuesta por la Fundación me resulta muy interesante así que busco conversar un poco con los protagonistas. Es nuevamente Luis Fernando quien toma la vocería para describirme el procedimiento en el cual los estudiantes de secundaria se encargan de acompañar a los niños de primaria en la asistencia técnica. Para ello han diseñado un procedimiento de registro de daños en el cual, los chicos deben dirigirse con el equipo que presente alguna dificultad a la oficina de la Fundación que está ubicada en el segundo piso de la Institución. Allí lo recibirá uno de los monitores que se encarga de registrar el daño con mucha precisión (para ello hace preguntas al niño responsable de la máquina con el fin de establecer en qué circunstancias ocurrieron los hechos y cuál es su nivel de responsabilidad en el daño). Una vez que se ha determinado el daño y se ha hecho el proceso de registro correspondiente, la máquina ingresa al taller en donde se presta asistencia técnica. Luis Fernando me cuenta que tienen 50 máquinas de reposición para proporcionar una al niño que deja su máquina en reparación para que no vea afectados sus procesos.

Esta experiencia me resulta digna de ser replicada en otros escenarios teniendo en cuenta que una de las inquietudes de docentes y padres es la ruptura que ocurre cuando el niño llega a quinto grado y debe pasar a un sistema cuyos procesos difieren de los iniciados con la inclusión del computador en el aula.

Después de registrar tan grata experiencia, continúo con el desarrollo de la agenda que me propone para esa hora, las 11 am, la reunión con las docentes. Las encuentro a todas reunidas en la rectoría y damos inicio a la conversación.

Me preguntan por los documentos que llevo conmigo y algunas reconocen el informe de la Fundación Marina Orth sobre el proyecto. Algunas manifiestan no tener conocimiento de lo que allí se presenta. Opto por hacer una revisión del documento con ellas y comienzan a encontrar elementos que aseguran no haber desarrollado con los estudiantes. Un ambiente de tensión se instala en la oficina. Repentinamente cambian el tema y comienzan a conversar sobre las evidencias. Revisamos nuevamente sus productos y sigo encontrando inconsistencia entre lo que presentan como informe y lo que en el documento se muestra como evidencia de los procesos desarrollados y alcanzados.

Con cada pregunta surgen nuevos comentarios asociados a veces a las dificultades técnicas, otros puntualmente relacionados con el tema pedagógico. Cuando conversamos de la metodología de planeación de los procesos mediados con el XO se miran unas a otras. Una de ellas finalmente toma la palabra para decir que la planeación no se realiza exclusivamente para la inclusión de las Laptop sino que se trata de un proceso general que se hace como equipo de docentes en compañía de la rectora. Inicialmente dicen que no hay un formato de planeación y luego mencionan que si existe uno que diligencian. Experimento entonces la misma sensación de hace unos momentos en la oficina de la fundación cuando no apareció el formato y continuamos conversando sobre los proyectos que se han visto beneficiados, la participación de los padres, los avances en el aprendizaje de los estudiantes… Ante estos se impone por momentos un silencio profundo interrumpido por expresiones de incertidumbre, inquietud, desconocimiento.

Se concluye entre otras cosas que el PEI está en revisión y por tanto no se han hecho las inclusiones y ajustes para integrar el modelo y ajustar los procesos curriculares para incluir en ellos el uso de las laptop. Las docentes siguen enumerando experiencias desarticuladas de trabajo con las laptop y describen imágenes de las actividades desarrolladas en las que sigo encontrando la ausencia de la relación entre actividad y herramienta.

Hemos avanzado bastante pero debemos interrumpir el curso de la reunión porque acaba de llegar la jefe de núcleo que acude ante el llamado de Martha Lilí para atender situaciones de índole administrativo que se presentan en la institución ante la ausencia de la rectora y la demora en la designación de un nuevo rector. Discuten en torno a varias problemáticas y prefiero ausentarme para que puedan continuar conversando con calma.

Finalizamos la sesión recogiendo inquietudes relacionadas con la continuidad del proyecto, la necesidad de diferenciar roles de la Fundación y determinar su alcance al interior de la Institución educativa, la necesidad de seguir formándose para garantizar un uso mucho más efectivo del recurso, la inquietud relacionada con los fallos de Internet, las dificultades técnicas de los equipos y su responsabilidad como docentes en el uso de los mismos en las clases. Sus participaciones fueron disminuyendo a medida que se acercaba la 1 de la tarde, hora en que se había establecido el fin de la reunión. Hacen un recuento que toca entre otros aspectos la motivación de los chicos, las oportunidades de formación que han tenido, la posibilidad de seguir aprendiendo a manejar la laptop y la expectativa hacia o que sigue con el proceso que perciben frágil e incierto.

A la una en punto las docentes se despiden y yo hago lo propio luego de despedirme de Martha Lilí y agradecer el apoyo y la colaboración en este encuentro. Don Gonzalo me espera a la salida y emprendemos el camino de regreso a Medellín. En la ruta encuentro a las docentes y las invito a subirse al taxi para acercarlas a algún lugar. La directora de núcleo hace parte del grupo que acoge la invitación y durante el recorrido conversan sobre múltiples temas. Una a una, van quedándose al llegar a Medellín y me quedó con la directora de núcleo quien me confirma la percepción que tengo sobre la tensión existente entre la institución educativa y la fundación. Señala que es preciso definir los roles y el alcance de cada una para favorecer un trabajo efectivo y luego se baja del taxi en un punto más céntrico de la ciudad.

Mi travesía por esta institución llega a su fin y puedo concluir que, si bien la experiencia es una de las que más tiempo lleva en ejecución, parece haberse quedado anclada en un tiempo feliz en el que las cosas estaban fluyendo y el horizonte parecía más prometedor. Fue grandioso conocerlos, saber de sus expectativas y encontrarme con historias que ponen en evidencia los beneficios que puede aportar la experiencia no solo a los niños sino a la comunidad que se nutre también con la llegada de las laptop y que encuentra en ellas la posibilidad de interactuar con las nuevas tecnologías y con la oportunidad que se abre cuando el seguro de las laptop se corre para convertirse en antenas de conexión con el mundo.

Realmente espero que la Institución y la Fundación puedan trabajar conjuntamente en la superación de las dificultades para que VUELA siga encontrando eco en todos los que hacen parte de ella.