Segundo día….
La mañana vuelve a anunciarse con su canto de lluvia. Me apresuro a salir así que llamo a Don Gonzalo para que me recoja esquivando de esta manera la mojada que el día anterior había dejado sus efectos impresos en pequeños estornudos.
Muy puntualmente y gracias a la ausencia del tráfico pesado, Don Gonzalo me recoge en la puerta del hotel y retomamos nuestra conversación que en esta ocasión se enfoca en lo afortunados que somos por tener el privilegio de estar vivos y disfrutando de tantas cosas como nos son dadas en cada momento. Es imposible dejar de sentir admiración an
te una lección de vida tan llena de entusiasmo así que, recargada con la buena energía que transmiten sus palabras llego hasta las puertas de la institución educativa.
Me esperaba conversar con algunas docentes, visitar el aula de preescolar y grado tercero y reunirme con el grupo de docentes al final del día para la actividad del grupo focal. Mientras todo toma su cauce, me ubico en la rectoría para avanzar con los reportes y el diligenciamiento de formatos. Converso con el docente encargado de sistemas en la institución quien manifiesta estar de afán. Acordamos enviar los formatos de inventario para actualización y continúo en mis tareas.
Cuando me confirman la llegada de la profesora de tercero me dirijo a ob
servar su experiencia y a conversar con los niños. Al llegar al salón, me sorprende encontrar a los niños perfectamente sentados y con su laptop encendida aunque un tanto inmóviles como esperando instrucciones para comenzar. Me pareció una situación poco natural así que entré para conocer más. Me recibió la profesora Margarita quien usando un tono severo invitó a los chicos a permanecer atentos y quietos en sus puestos para escuchar lo que yo tenía que decirles.
No era yo quien hablaría. A contrario, esperaba por lo que ellos pudieran contarme así que luego de saludarlos cálidamente para romper la tensión que se sentía en el ambiente en donde todos parecían un tanto congelados, los invité a contarme cómo les estaba yendo con las laptops, y mucho más precisamente, cuáles eran los principales problemas que tenían para usarlas.
Las respuestas no se hicieron esperar y nuevamente estuvieron enfocadas a situaciones técnicas: problemas con los cargadores, dificultades para acceder a Internet, algo a lo que institucionalmente parecen haber llamado “la flecha loca” y que se refiere puntualmente a la dificultad para manejar el cursor pues como es demasiado sensible, deben asegurarse de que sus manos estén completamente limpias para evitar que se bloquee o que se mueva por todas partes en la pantalla.La profesora toma la palabra para hacer énfasis en el problema de los cargadores que parece estar afectando mucho el desarrollo de la experiencia. Le pregunto por soluciones que se hayan dado a esta situación y me habla de la reparación de cargadores de mano de algunos padres que han encontrado en uno de los padres de familia la solución. Otros se han comprado aunque no son de los mismos. Son los padres de familia quienes han asumido esto para que sus hijos puedan usar la laptop.
Dentro de su descripción de la experiencia, la profesora destaca el caso de una estudiante que, afirma, aprendió a escribir con la laptop. Para confirmarlo pide a la chica que me cuente y ella, sin decir mayor cosa que la descrita por la docente, asiente con su cabeza y sigue hablando de otros riesgos que pueden presentarse con el uso de la laptop.
Algunos chicos refuerzan las opiniones en torno a los riesgos de usar Interne
t, los peligros que corren al relacionarse con extraños y comienzan a relatar historias que podrían tomarnos el resto de la mañana y que tienen que ver con casos cercanos de acoso, rapto y manipulación a través de la red. Me veo obligada a interrumpirlos porque aún falta visitar el aula de preescolar y encontrarme con algunos de los padres de familia aprovechando su presencia durante el descanso. Registro sus opiniones y recomendaciones para otros chicos y me despido agradeciendo su atención y disposición. Durante mi estancia en el aula, no usaron la laptop ni me contaron algo diferente a los trabajos que hacían con scratch.
Salgo del aula en dirección al espacio de preescolar y mientras tomo algunas fotografías me aborda una chica que no parece ser de la primaria: “¿Usted es la persona que viene del ministerio?” –Me pregunta-. Así es, le respondo y me dice: “que venga por favor que el señor Luis Fernando la necesita en la oficina”. Avanzo preguntándome quién es Luis Fernando y al llegar a la oficina, recibo respuesta a mi interrogante. “Buenos días, siga. Yo soy Luis Fernando, director ejecutivo de la Fundación Marina Orth. Cómo le va”.
Me pregunta desde cuando estoy en la institución y me comenta que no sabía de mi visita para haber estado más pendiente. Le cuento la intención de mi presencia en la institución educativa, el interés por documentar la experiencia y conocer de primera mano y con los actores directamente involucrados lo que ha significado la inclusión de un computador por niño en el aula.
No me da tiempo antes de empezar a contarme muchas cosas con respecto a la experiencia, recordándome de vez en cuando que la Fundación es la responsable del proyecto y por tanto son quienes deben dar informe de lo que acontece. Le repito que en esta oportunidad queremos recoger la impresión de los actores involucrados directamente y sigue con su recuento de avances, logros que es reforzado con la presentación de un documento impreso en donde se registra todo lo que ha pasado y que se constituye en informe oficial de la experiencia. Debo decir que sus palabras me generan diversos interrogantes. Parecía algo incómodo con la idea de que estuviese hablando con las docentes, los estudiantes y los padres.
Me describe los múltiples escenarios de los que han hecho parte, los reconocimientos, los resultados que hacen que la experiencia sea exitosa y me pide hacer llegar el documento impreso al Ministerio de Educación y al Señor De La Ossa. Solicita un recibido de los documentos. Firmo con mi nombre y fecha y encima de la firma pone: Recibido para el Ministerio de Educación y el Señor Henry de la Ossa. Parecía algo muy importante para él y no dejo de notar su tensión en la manera en la que insiste con la entrega de estos documentos y pide algunas fotografías de la reunión.
Me cuenta que la experiencia se denomina V.U.E.L.A (Vereda, unión, escuela, laptop, aprendizaje) y que la imagen del proyecto (una mariposa que sostiene una laptop) fue diseñada por una de las niñas de primaria.
Sigue contándome de los logros de algunos chicos. Hago preguntas puntuales asociadas con la forma en que el modelo se ha integrado a los procesos curriculares y me dice que existe un formato de planeación que está en el documento. Lo invito a revisarlo y no lo encuentra pero se apresura a mostrarme unas tablas con la descripción de los resultados alcanzados por cada grado. Para cada uno definen competencias, describen un proceso y evidencian resultados. Nuevamente debo intervenir para decir que, algunas de las competencias definidas me parecen un tanto elevadas y argumenta que están usando los estándares de NETS. (National Educational Technology Standards). Confronto lo observado en las aulas con lo descrito en el documento de informe y tengo la sensación de que la descripción de los logros sigue siendo un tanto ambiciosa. No por ello dejo de percibir su entusiasmo y la convicción con la que presenta la experiencia lo cual me parece muy valioso. Es evidente que la Fundación tiene mucho interés en el tema.
Hay una dinámica permanente al interior de la oficina en la que se desarrolla la reunión. Un grupo de chicos interactúa con las XO pero no son estudiantes de primaria. Uno
de ellos diligencia un registro, otros parecen estar revisando las máquinas y algunos reciben el desfile de chicos que llega con su máquina. Luis Fernando me cuenta entonces que son los monitores, estudiantes de secundaria que se vinculan a la experiencia apoyando el proceso de asistencia técnica de las máquinas mientras fortalecen sus competencias tecnológicas y las habilidades informáticas.
La iniciativa propuesta por la Fundación me resulta muy interesante así que busco conversar un poco con los protagonistas. Es nuevamente Luis Fernando quien toma la vocería para describirme el procedimiento en el cual los estudiantes de secundaria se encargan de acompañar a los niños de primaria en la asistencia técnica. Para ello han diseñado un procedimiento de registro de daños en el cual, los chicos deben dirigirse con el equipo que presente alguna dificultad a la oficina de la Fundación que está ubicada en el segundo piso de la Institución.
Allí lo recibirá uno de los monitores que se encarga de registrar el daño con mucha precisión (para ello hace preguntas al niño responsable de la máquina con el fin de establecer en qué circunstancias ocurrieron los hechos y cuál es su nivel de responsabilidad en el daño). Una vez que se ha determinado el daño y se ha hecho el proceso de registro correspondiente, la máquina ingresa al taller en donde se presta asistencia técnica. Luis Fernando me cuenta que tienen 50 máquinas de reposición para proporcionar una al niño que deja su máquina en reparación para que no vea afectados sus procesos.
Esta experiencia me resulta digna de ser replicada en otros escenarios teniendo en cuenta que una de las inquietudes de docentes y padres es la ruptura que ocurre cuando el niño llega a quinto grado y debe pasar a un sistema cuyos procesos difieren de los iniciados con la inclusión del computador en el aula.
Después de registrar tan grata experiencia, continúo con el desarrollo de la agenda que me propone para esa hora, las 11 am, la reunión con las docentes. Las encuentro a todas reunidas en la rectoría y damos inicio a la conversación.
Me preguntan por los documentos que llevo conmigo y algunas reconocen el
informe de la Fundación Marina Orth sobre el proyecto. Algunas manifiestan no tener conocimiento de lo que allí se presenta. Opto por hacer una revisión del documento con ellas y comienzan a encontrar elementos que aseguran no haber desarrollado con los estudiantes. Un ambiente de tensión se instala en la oficina. Repentinamente cambian el tema y comienzan a conversar sobre las evidencias. Revisamos nuevamente sus productos y sigo encontrando inconsistencia entre lo que presentan como informe y lo que en el documento se muestra como evidencia de los procesos desarrollados y alcanzados.
Con cada pregunta surgen nuevos comentarios asociados a veces a las dificultades técnicas, otros puntualmente relacionados con el tema pedagógico. Cuando conversamos de la metodología de planeación de los procesos mediados con el XO se miran unas a otras. Una de ellas finalmente toma la palabra para decir que la planeación no se realiza exclusivamente para la inclusión de las Laptop sino que se trata de un proceso general que se hace como equipo de docentes en compañía de la rectora. Inicialmente dicen que no hay un formato de planeación y luego mencionan que si existe uno que diligencian. Experimento entonces la misma sensación de hace unos momentos en la oficina de la fundación cuando no apareció el formato y continuamos conversando sobre los proyectos que se han visto beneficiados, la participación de los padres, los avances en el aprendizaje de los estudiantes… Ante estos se impone por momentos un silencio profundo interrumpido por expresiones de incertidumbre, inquietud, desconocimiento.
Se concluye entre otras cosas que el PEI está en revisión y por tanto no se han hecho las inclusiones y ajustes para integrar el modelo y ajustar los procesos curriculares para incluir en ellos el uso de las laptop. Las docentes siguen enumerando experiencias desarticuladas de trabajo con las laptop y describen imágenes de las actividades desarrolladas en las que sigo encontrando la ausencia de la relación entre actividad y herramienta.
Hemos avanzado bastante pero debemos interrumpir el curso de la reunión porque acaba de llegar la jefe de núcleo que acude ante el llamado de Martha Lilí para atender situaciones de índole administrativo que se presentan en la institución ante la ausencia de la rectora y la demora en la designación de un nuevo rector. Discuten en torno a varias problemáticas y prefiero ausentarme para que puedan continuar conversando con calma.
Finalizamos la sesión recogiendo inquietudes relacionadas con la continuidad del proyecto, la necesidad de diferenciar roles de la Fundación y determinar su alcance al interior de la Institución educativa, la necesidad de seguir formándose para garantizar un uso mucho más efectivo del recurso, la inquietud relacionada con los fallos de Internet, las dificultades técnicas de los equipos y su responsabilidad como docentes en el uso de los mismos en las clases. Sus participaciones fueron disminuyendo a medida que se acercaba la 1 de la tarde, hora en que se había establecido el fin de la reunión. Hacen un recuento que toca entre otros aspectos la motivación de los chicos, las oportunidades de formación que han tenido, la posibilidad de seguir aprendiendo a manejar la laptop y la expectativa hacia o que sigue con el proceso que perciben frágil e incierto.
A la una en punto las docentes se despiden y yo hago lo propio luego de despedirme de Martha Lilí y agradecer el apoyo y la colaboración en este encuentro. Don Gonzalo me espera a la salida y emprendemos el camino de regreso a Medellín. En la ruta encuentro a las docentes y las invito a subirse al taxi para acercarlas a algún lugar. La directora de núcleo hace parte del grupo que acoge la invitación y durante el recorrido conversan sobre múltiples temas. Una a una, van quedándose al llegar a Medellín y me quedó con la directora de núcleo quien me confirma la percepción que tengo sobre la tensión existente entre la institución educativa y la fundación. Señala que es preciso definir los roles y el alcance de cada una para favorecer un trabajo efectivo y luego se baja del taxi en un punto más céntrico de la ciudad.
Mi travesía por esta institución llega a su fin y puedo concluir que, si bien la experiencia es una de las que más tiempo lleva en ejecución, parece haberse quedado anclada en un tiempo feliz en el que las cosas estaban fluyendo y el horizonte parecía más prometedor. Fue grandioso conocerlos, saber de sus expectativas y encontrarme con historias que ponen en evidencia los beneficios que puede aportar la experiencia no solo a los niños sino a la comunidad que se nutre también con la llegada de las laptop y que encuentra en ellas la posibilidad de interactuar con las nuevas tecnologías y con la oportunidad que se abre cuando el seguro de las laptop se corre para convertirse en antenas de conexión con el mundo.
Realmente espero que la Institución y la Fundación puedan trabajar conjuntamente en la superación de las dificultades para que VUELA siga encontrando eco en todos los que hacen parte de ella.